UN HOMENAJE AL QUE PROBABLEMENTE HAYA SIDO EL MAS GRANDE GUITARRISTA DE JAZZ SURGIDO DE ESTOS PAGOS, EL NEGRITO OSCAR ALEMÁN
Duke Ellington lo conoció y quiso
que Oscar se integrase de inmediato a su afamada orquesta y hasta le pagaría el
triple de lo que cobraba. Sólo debía obtener una respuesta afirmativa de la
dueña de la compañía. Pero la escultural Venus de Ebano, Josephine Baker cortó
de cuajo cualquier posibilidad emparentada con la ida de Oscar. La respuesta,
palabras más, palabras menos, fue: “¿Dónde voy a encontrar otro músico como
Oscar, que cante en español, francés, portugués, italiano; que baile y toque
guitarra, cavaquinho, pandeiro, contrabajo, batería y que además sea un gran
compañero?”. Todas esas virtudes se concentraban en la esmirriada figura de
Oscar Alfredo “el negrito” Alemán; probablemente el músico argentino más
reconocido a nivel internacional.
Oscar nació en Resistencia,
Chaco, en 1909. Su padre, Jorge Alemán Moreira, tenía un conjunto folclórico de
música y danzas nativas junto con tres hermanos mayores de Oscar. Su madre,
Marcela Pereira, era india toba y hábil ejecutante de piano.
Poco tardó Oscar en integrarse al
grupo musical; a la edad de seis años ya deslumbraba como un eximio zapateador
de malambo. Cuando el conjunto de Moreira se presentó en el Teatro Nuevo (lo
que hoy es el Teatro Gral. San Martín), el chiquito maravilló a todos con su
destreza. Pero las cosas no venían bien, económicamente hablando, y Moreira
decidió cambiar de aire; emprendió viaje junto a los cuatro hijos rumbo a
la ciudad de Santos, en Brasil. Aquí
quedaron dos hermanos menores de Oscar a cuidado de la madre.
Pero los acontecimientos tomaron
un rumbo trágico: Marcela Pereira falleció en 1920 y los hermanos menores
fueron internados en un orfanato. En tanto Moreira se suicidó al año siguiente.
Los hermanos de Oscar se fueron por su lado y lo dejaron a la deriva. Oscar
comenzó a llevar una vida errante y a subsistir haciendo de todo un poco; su
única alegría fue aprender “de oído y de ojito” a tocar la guitarra y el
cavaquinho. Pero no pudo evitar, a causa de la poca y mala comida, arrastrar
raquitismo de por vida.
Al lado del guitarrista brasileño
Gastón Bueno Lobo, empezó a forjar una carrera profesional. Formaron un dúo
llamado Los Lobos con el que Oscar pudo volver a Buenos Aires. El repertorio se
basaba en tangos, foxtrot, boleros y valses y Oscar ya desplegaba todo su
carisma y talento para cantar en varios idiomas y bailar variados ritmos
tropicales.
El dúo viajó a Europa a
instancias del bailarín negro de tap, Harry Fleming y fueron presentados ante
el público como “Los guitarristas hawaianos”, pero no duró mucho, ni la
relación con Fleming ni tampoco el vínculo con Bueno Lobo.
En 1931 Alemán ya se presentaba
como guitarrista de jazz en el cabaret El Alcazar, de España. Su fama llegó a
oídos de la bailarina y cantante de varieté Josephine Baker quien le pidió que
fuese el director de los Baker Boys (una formación de veintidos músicos).
Hicieron giras por Europa y Africa, tocando jazz, tango, música brasileña y
cubana. La sociedad con Baker duró hasta 1938. Oscar siguió recorriendo Europa
y se cruzó con popes como Louis Armstrong y fundamentalmente el guitarrista
gitano Django Reinhardt con quien compartió escenario en el Hot Club de
Francia. De esa época data el recurso efectista de girar y apoyar la guitarra
sobre sus espaldas y ejecutar de esa manera fragmentos de canciones.
Pero las cosas se habían puesto
demasiado duras en Europa; Oscar sufrió una golpiza en París por lo cual
tramitó la repatriación. De vuelta en Argentina, logró un gran éxito con el
tema “Rosa madreselva”. Aquí se puso al frente de un quinteto constituído por
tres violines, contrabajo y batería. Pero poco a poco fue alejándose del jazz
para transitar un camino más comercial. En 1943, su versión del clásico “Bésame
mucho”, vendió la friolera de un millón de copias. Sobrevinieron épocas en las
que su sola presencia convocaba una multitud como sucedía en los bailes de
Carnaval. Después cayó en el olvido y fue rescatado allá por la década del 70
por una nueva generación de fanáticos del jazz que lo veneraron como un grande,
más allá de su fallecimiento en octubre de 1980.
La página www.oscar-aleman.com.ar fue hecha
con motivo del estreno del film documental sobre Alemán, realizado por Hernán
Gaffet. Su título, “Vida con swing”, pareciera resumir su espíritu y su
singular derrotero.
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