sábado, 15 de junio de 2013

CHAU ROJO....HASTA LA VUELTA !!!!!!

He aprendido a admirarlos en silencio mientras los insultaba en todos los idiomas. A ellos, a esos héroes que se bancaban cualquier parada: en Córdoba, en Italia, en Brasil, en Tokio. A ellos que regalaron fútbol por todos lados: por el Bocha, por Chirola, por el Kun, por el Palomo, por el polaco Semenewicz, por Enzo Trossero, por Clausen, por Pepé, por Pancho Sá, por Maranga, por Alfarito...y tantos otros. Es en estos momentos que comparto este triste momento con mi entrañable amigo Pablito De Biase, con mi hermana del alma Nora y también con Leandro Iezzi, con Facundo Caniza, con el Chino Huisman, con Marcelo Suarez y tantos otros. Chau rojo, vuelvan pronto !!!!!

sábado, 27 de octubre de 2012

EL COMICO DE LA FAMILIA




La escena se repetía todas las noches alrededor de la mesa familiar. Don Luiggi, una vez que la humilde cena finalizaba, contaba sus vivencias. El resto de la familia lo escuchaba con atención y respeto, tanto su esposa Isolina como sus cuatro hijos: Bruna, Albertina, Anna y el menor de todos, Roberto. El narrador no fantaseaba ni un ápice ante la mención de sus terribles días pasados como prisionero en el campo de concentración de Berger Belsen. Simplemente se daba el lujo de hacerlo con cierta dosis de humor que, lejos de banalizar los recuerdos, le permitía sacarlos a relucir sin quebrarse. El niño Roberto se fascinaba con las estentóreas risotadas de su padre, aunque le resultaba extraño que hubiese tanta carcajada en medio de tanta historia horrorosa. De pronto la imagen se volvió difusa y cientos de flashes lo enceguecieron. Desde el escenario del Dorothy Chandler Pavillon Sophia Loren lo llamaba con un conmovedor “Robertoooo”; todos las miradas se dirigieron hacia él y fue entonces que el comediante Roberto Benigni, en su hora más gloriosa, decidió hacer una travesura como cuando era chico. Se trepó al respaldo de una butaca y pisoteando terciopelos, smokings y telas vaporosas llegó como pudo hasta donde estaba la Loren para recibir el premio Oscar a la mejor película de habla no inglesa de 1998 por “La vida es bella”.
No eran tiempos fáciles en Manciano Misericordia, en la región de Toscana y especialmente en la casa de los Benigni donde se convivía en medio de penurias económicas y un altísimo fervor católico. Es por ello que Luiggi e Isolina decidieron que Roberto ingresase en un monasterio y se formara como sacerdote, pero a veces las cosas no salen como se pretenden. El monasterio fue literalmente arrasado por una inundación.
No obstante, Roberto salió al ruedo a trabajar; primero como ayudante de mago en un circo ambulante pero al mismo tiempo empezó a desarrollar virtudes que lo llevaron a recalar en el grupo “Poetas improvisados” y destacarse como brillante monologuista. Claro está que no sólo se contentaba con hablar y jugar con las palabras sino que les agregaba mucha mímica y manejo corporal. Con esas armas recaló en Roma a comienzos de los setenta frecuentando el circuito de teatro alternativo. Fue ese estilo grotesco el que lo llevó a aparecer en TV en 1976 en la serie “Onda Libera – Tele-Vacca”.
Debutó en cine como actor y guionista con “Berlinguer, ti voglio bene” dirigido por Giuseppe Bertolucci, un film muy criticado y boicoteado por la censura. Pero a Roberto siempre le gustó hacer de las suyas, aunque con algún costo. En 1983 casi generó un escándalo de proporciones cuando en la Fiesta Nacional de la Unidad, ante setecientas mil personas, despotricó contra Dios. Era una época en la que el Partido Comunista Italiano llevaba a cabo una política de entendimiento con los grupos católicos. Benigni fue multado duramente por cargos que iban desde la utilización de expresiones soeces hasta la blasfemia.
Jim Jarmusch lo convocó en 1986 para actuar junto a Tom Waits y John Lurie en “Down by Law”. Su imagen comenzó a ser familiar fuera de tierras italianas,  más aún cuando el mismo director le concedió el honor de ser el taxista romano que en “Night on Earth” lleva a un sacerdote hasta el infarto al confesarle sus pecaminosos pensamientos.
Todo lo que hacía era un éxito de taquilla (siempre junto a su coguionista Vincenzo Cerami),  pero Benigni decidió apostar fuerte y abordar el tema del Holocausto. Se puso en la piel de Guido Orefice, un librero enamorado de Dora (Nicoletta Braschi, su esposa en la vida real) y padre de Josué (Giorgio Cantarini). Romántica en la primera parte, la película se torna angustiante en la segunda, con el campo de concentración “transformado” en un gran juego con el que Guido protegió hasta el sacrificio el cuerpo y la mente de su pequeño. Recibió críticas de diversa índole a las que Benigni respondió señalando: “La vida es bella no es una comedia sobre el Holocausto, es una película sobre el Holocausto dirigida por un comediante”. El film fue reconocido con el Gran Premio del Jurado en Cannes (donde un exultante Benigni se arrodilló y besó los zapatos de un estupefacto Martin Scorsese) y con tres premios Oscar (Mejor película en habla no inglesa, actor protagónico y banda de sonora, a cargo de Nicola Piovani).
En el año 2002 fue invitado a monologar en el Festival de San Remo y se generó una nueva controversia por su presencia y por la posibilidad que Benigni descargase un arsenal de palabras contra Silvio Berlusconi. El comediante fue llevado a los Tribunales para censurar su intervención. Algunos sectores invitaban al público a concurrir con un kit de verduras y huevos para arrojarle a Benigni cuando comenzara a hablar mal de Berlusconi. Sin embargo el show fue antológico y Roberto, que se refirió al Juicio Universal y se burló absolutamente de todo, terminó entonando una emotiva canción de amor. La gente, agradecida, sólo arrojó flores.
La página www.tuttobenigni.it es una pequeña muestra del mundo de este particular artista. Una recorrida por los archivos de video nos permite recordar el momento de “La vida es bella” en que Guido Orefice, disfrazado de mujer y sabiendo que su final de juego se acerca, le dedica un último guiño cómplice a su hijo Josué. O ver la actuación ofrecida en San Remo y disfrutar de un Benigni en estado puro; locuaz, gritón, gesticulante pero a la vez talentoso y sensible al interpretar con todo respeto “Quanto t’ho amato”.  

martes, 2 de octubre de 2012

LA EDAD DE LA CLOTILDE



La señora Perla caminaba por la avenida, agobiada por los dolores y el cansancio, cuando su rostro surcado por arrugas quedó frente a un afiche. Se detuvo; observó la figura de la mujer, su hombro derecho surcado por un bretel levemente caído, la profusa cabellera rubia. Sin embargo lo único que a Perla le llamó la atención fue la mirada, le resultaba familiar. Esa era la misma mirada que tenía Clotilde, su compañera de colegio.
De Clotilde Acosta no se conocen muchas cosas; se sabe que nació en Mar del Plata un día de octubre (podría ser el tres o el nueve) de un año que podría ser 1940 ó 1941 (amen de algunas crónicas periodísticas que arriesgan años más “tempranos”). Luego su familia se mudó a Villa Devoto y la niña siguió el derrotero clásico de la época: estudios, corte y confección y danzas.
Pronto empezaría la mutación de Clotilde; se hizo bailarina y actriz de teatro; dejó de lado su nombre y apellido rebautizándose Nacha Guevara. Los años sesenta venían bastante convulsionados y ella no quiso quedarse fuera. El Instituto Di Tella estaba en plena ebullición y Nacha enarboló la canción de protesta como bandera, influenciada por la poesía de George Brassens y Boris Vian.
Surgen los discos y los temas emblemáticos, aparecen las posturas ideológicas y las actuaciones en café-concerts y teatros. Conforma una sociedad artística y afectiva con Alberto Favero y de allí devienen puestas como “Anastasia querida” y “Las mil y una Nachas”.
En 1974 es amenazada por la Triple A y se exilia en México. Al año siguiente creyó que había pasado todo y regresa pero la bomba que estalla en el teatro Estrellas la convence que los aires ya no son tan buenos aires y Nacha se va.
Varios países de América y Europa disfrutaron de su talento, aunque en Nacha había cada vez menos protesta y más music hall, a la vez que cambiaba su aspecto hippie y militante por un cadencioso porte de mujer de mundo.
Sobrevino la democracia, Nacha dijo “aquí estoy” y volvió al pago. Montó un extraordinario espectáculo en el Teatro Coliseo pero quienes la conocían sabían que ya no era la misma de antes.
Coqueteó con “Eva, el musical argentino”, con el tango y con hombres más jóvenes que ella; frecuentó los salones de la embajada de Estados Unidos y se fotografió con el mismísimo Mr. Todman. Se la veía codo a codo con Amalita Fortabat y entre los años 1993 y 1995 condujo el ciclo “Me gusta ser mujer” en el canal oficial. Allí sobrevino otra mutación; parecía que su cuerpo se hubiese detenido en el tiempo. Nacha adujo que su estado era producto de una profunda meditación, comida sana, armonía interior, mucha agua y cuidados de la belleza. Pautas que se encargó de reafirmar en su libro de autoayuda publicado en el 2001 y cuyo título es “60 años no es nada”.
La página www.nachaguevara.miarroba.com era un muy buen sitio sobre la artista. Allí aparecían con lujo de detalles todos los elementos vinculados con la Guevara; discografía, espectáculos, críticas, letras de canciones e información sobre los últimos pasos dados hasta hace unos años por Nacha (Disputas y Padre Coraje) y su presentación como la alcohólica e histérica Mrs. Robinson en la versión teatral de “El graduado” junto al bisoño Felipe Colombo.

A todo esto, doña Perla llega muy cansada a su casa, se sirve un vaso grande de agua, ingiere sus medicamentos y traga con dificultad mientras piensa qué habrá sido de la vida de  Clotildita.

jueves, 20 de septiembre de 2012

BAJO...PERO EL MEJOR






Llegó, tocó, hizo hablar a su instrumento y se marchó. Así de simple, así de rápido, así de contundente. Con poco más de veinte años se presentó ante el tecladista austríaco Joe Zawinul y le espetó: Mucho gusto, yo soy Jaco Pastorius, el mejor bajista del mundo. El líder de Weather Report lo miró de arriba abajo y se lo sacó de encima aceptando a regañadientes una cinta que Jaco había llevado para la ocasión. Es de suponer que al escucharla, Zawinul debió haber pensado mucho sobre la forma de presentación de ese bajista flaco y pelilargo que desafiaba el porte tradicional de los músicos de jazz. La incorporación no se demoró demasiado, producto de la deserción de Alphonso Johnson. Corría 1976 y el señor John Francis Anthony Pastorius III, el que decía ser el mejor pasó a ser la figura estelar de aquella virtuosa y caliente formación de jazz rock denominada Weather Report.
Patentó un sonido único, el del Fender Jazz Bass con diapasón sin trastes, lo que le permitíó brillar no sólo marcando bases sino también la posibilidad de volar con el bajo, de improvisar como nadie, de generar riffs imposibles, de digitar sus cuerdas como si fuese un punteo de guitarra. En el escenario era un saltimbanqui enloquecido contraponiéndose a la sobriedad con la que se presentaban Zawinul, Shorter, Erskine y Thomas. Es que Jaco no sólo decía que era el mejor sino que lo demostraba con hechos.
La noche del 20 de agosto de 1980 el Luna Park fue un hervidero por la performance de Weather Report y en especial por la de un Jaco encendido que durante tres horas dejó sin habla a la multitud reunida allí. Fue el cierre extraordinario de un Festival Buenos Aires Jazz que tuvo calidad artística adentro y apremios policiales afuera.
Jaco era tan genial como emocionalmente inestable y las dosis de una y otra terminaron hartando a Zawinul que lo expulsó de la banda. Lo reemplazó por otro bajista que tocaba al estilo de Pastorius, sólo que no era Pastorius.
El hombre pasó por un neuropsiquiátrico mientras seguía desgranando notas en big bands de poco renombre; Jaco, el mejor bajista del mundo ya no tocaba ni con Pat Metheny ni era el sonido inconfundible de los trabajos de Joni Mitchell. Sólo lo acompañaban su familia y los restos de su fama. Una noche de 1987 creyó que sus pergaminos eran lo suficientemente pesados para ingresar a un bar; sin embargo el gerente del lugar contaba con dos elementos muy fuertes: no soportaba a los pesados y era un experto karateca. Jaco fallecería días después a raíz de la golpiza recibida. Tenía 36 años.
Su esposa Ingrid y sus hijos le rinden un homenaje muy sentido desde la página web www.jacop.net: fotos de Jaco sobre el escenario y con su gente, fragmentos de interpretaciones solistas, recuerdos personales y una sensación de entrar al mundo de un músico notable, del “mejor bajista del mundo” tal como decía él y con justa razón.

sábado, 8 de septiembre de 2012

UNA CUMBIA TRISTE EN PRAGA






A 16 AÑOS DE LA MUERTE DE LA "PRINCESA" GILDA, UNA VIEJA SEMBLANZA DE ENRIQUE JONTEF PARA LA REVISTA LLEGAS 

Frida camina semiencorvada por el frío mientras una tenue llovizna se cierne sobre Praga.  Se detiene frente a la Iglesia de San Nicolás, en Malá Strana, y aprovecha para cambiar de lado el cassette del walkman. Apreta “play” y el ritmo de cumbia surge imponente acompañando la suave voz de una cantante con nombre de película y destino trágico. Frida sonríe pensando que, al llegar a su casa, alzará a su hijita Gilda y juntas danzarán al compás de No me arrepiento de este amor.
Lejos en el tiempo y lejos de Praga, más precisamente el 11 de octubre de 1961 en Villa Devoto, nacía la hija de Omar Bianchi e Isabel “Tita” Scioli. Fue bautizada como Miriam Alejandra, debido a que algún empleado impidió poner el nombre que los padres deseaban. Tita se había embelesado con el papel que Rita Hayworth había realizado con Glenn Ford en la película de George Vidor. Así  que para Isabel, Omar y el resto de la familia, Miriam Alejandra fue simplemente Gilda.
La infancia transcurrió tranquila, entre clases de piano dictadas por su madre, una habilidad llamativa para la lectura y la práctica de danzas clásicas y españolas. Todo iba bien pero un ataque de hemiplejia de Omar alteró todos los planes familiares y los sueños de Gilda de ser azafata o pediatra. La situación se tornó complicada y, con el fallecimiento del padre, Gilda tuvo que dividir su tiempo entre el magisterio, un trabajo administrativo y un casamiento temprano con Raúl Magnín. De esa unión nacieron sus dos hijos: Mariela Alejandra y Fabrizio. Trabajaba como maestra jardinera en un colegio católico en donde se encargaba de la organización de festivales y obras para chicos. Gilda era carismática y en ese tipo de eventos escolares se animaba a cantar.
La relación con Magnín terminó en separación y apareció Juan Carlos “Toti” Giménez. Un pianista de conservatorio y según algunas versiones, antiguo alumno de doña Tita a quien Gilda conocía de cuando eran chicos. Se dice que hubo un reencuentro en un colectivo, una invitación a la fiesta del colegio, y la sorpresa que se llevó Toti cuando escuchó cantar a Gilda. Otros hablan de una convocatoria para vocalistas por medio de un aviso clasificado y de esa manera se produjo el encuentro. Lo cierto es que la señora Bianchi pasó a ser una de las cuatro cantantes del grupo La Barra y posteriormente integró Crema Americana; formaciones estas que lideraba Giménez cuando se alejó de las filas de Ricky Maravilla.
“De corazón a corazón” fue el primer trabajo solista de Gilda, en 1993. Ella y Giménez tuvieron que batallar bastante con las discográficas porque la imagen de la cantante distaba bastante del modelo de intérprete voluptuosa que imperaba entonces. Tampoco tenía mucha presencia en los habituales programas de televisión dedicados al género tropical.
Pero el fenómeno empezó a crecer y a expandirse más allá de las fronteras; los discos posteriores (Corazón herido, Pasito a pasito, y Corazón valiente) fueron editados en diversos países (México, Paraguay, Chile, Bolivia y Perú). Precisamente en Perú fue consagrada como la gran estrella del Festival de la Cumbia que se desarrolló en Lima, en 1994.
Gilda iba construyendo su carrera y eran varios los seguidores que, muy a pesar de ella, le atribuían ciertos poderes sanadores; las madres alzaban a sus niños enfermos para que la cantante posara su mano sobre las criaturas.
Pero en la tarde del 7 de septiembre de 1996, en la peligrosa ruta 12, un camión proveniente de Brasil embistió brutalmente al micro en el que viajaba toda la comitiva. Fallecieron siete personas entre ellas Gilda, su hija y su madre. Giménez y Fabrizio salvaron su vida milagrosamente.
Hoy en el lugar, el kilómetro 126, se erige el Santuario de los Milagros de Gilda. Es un altar que consiste en una simple capilla construída con ladrillos y chapas. Allí convergen permanentemente cientos de fanáticos y devotos de la cantante santa. El lugar está repleto de ofrendas: osos de peluche, mamaderas, crucifijos, lentes de sol, escarpines y fotos. Los concurrentes rezan oraciones e invocan su ayuda. Los programas de televisión que siempre la trataron con indiferencia suelen dedicarle ahora mucho más espacio. Así, empezaron a construirse los mitos; uno de ellos indica que la canción No es mi despedida, editado en su disco póstumo Entre el cielo y la tierra, fue grabado por Gilda en un cassette casero. El mismo fue encontrado en el lugar del accidente. Otro rumor también poco comprobable tiene como protagonista al mismísimo cantante de U2. Se dice que Bono estaba en un boliche de México D.F. y un grupo de argentinos (cuando no!!) hizo poner Fuiste como música de fondo. El irlandés, según las versiones, entró en estado de shock y quiso saber quien interpretaba ese tema. Es más, aseguran que Bono quería grabar una versión de la cumbia en el disco All that you can’t leave behind. Lo concreto es, en cambio, el nombre “Gilda” para una calle de un barrio tucumano y la labor que hacen los integrantes del club de fans Los Guardianes de Gilda. También son reales los homenajes que se le han rendido en el teatro Astros y los gestos de reconocimiento de Attaque 77 y fundamentalmente Leo García con su idea de realizar un disco tributo.
“Cholito”, el personaje que interpretaba Natalia Oreiro en la telenovela Muñeca Brava, entonaba un tema de Gilda. Por efectos de la globalización, el programa llegó a diversos países; uno de ellos fue la República Checa. Esa canción despertó la curiosidad de un grupo de personas que comenzaron a bajar temas de Gilda en MP3 y finalmente derivaron en la construcción de una página www.gilda.euweb.cz (en idioma checo) dedicada a la cantante. Seguramente ese debe ser el sitio al que también accede Frida, nuestra amiga checa, cada vez que acuesta a “Gildita” mientras canta con acento eslavo Fuiste mi vida, fuiste mi pasión.

domingo, 2 de septiembre de 2012

HISTORIAS E HISTORIETAS

SEMBLANZA DE HECTOR GERMAN OESTERHELD ESCRITA POR ENRIQUE JONTEF PARA LA REVISTA LLEGAS EN MAYO DE 2006





Con unos bigotes inéditos y el sombrero calzado casi hasta los ojos; así caminaba por las calles el hombre de apellido alemán y  talento narrativo poco común. Corría el año 1977 y Héctor no podía darse el lujo de ir con el rostro descubierto. Era conocido, vaya sí lo era, pero también se lo consideraba, para algunos, un tipo peligroso. Había tomado una decisión y a pesar de lo inquietante del momento no iba a haber marcha atrás. Podría haber elegido pasar una vejez tranquila en su chalet de Becar junto a los suyos, pero su ideología y su militancia tardía pudo más. El “viejo” estaba en la mira, como así también sus cuatro hijas. Cuando finalmente los paramilitares lo secuestraron, creyeron que se sacaban un problema de encima. En cambio, lo que generararon fue instalar a Oesterheld en la eternidad y en buena parte de la memoria colectiva.
Héctor Germán Oesterheld nació en 1919 y cultivó desde pequeño su admiración por las obras de Salgari y Stevenson. Sin embargo, su primera vocación apuntó hacia las ciencias naturales, especializándose en Geología. Eso le permitió a Héctor realizar trabajos en la Dirección General de Minas, en YPF y en el laboratorio de minería del Banco de Crédito Industrial. Viajó por el país, pero el gusto por la aventura y la literatura seguía en pie. Por eso Oesterheld dejó la geología y se volcó de lleno al mundo de las publicaciones. Comenzó como corrector y fue haciendo sus primeras armas en la escritura. Luego, asentado ya en la editorial Abril, colaboró con la colección infantil Bolsillitos y fue creador de la revista Gatito. Un día, el director de Abril, Cesare Civita, iluminado vaya a saberse por qué luz, le propuso a Héctor que comenzase a crear guiones para historietas. Este no lo dudó y surgieron así los primeros grandes personajes de la incansable mente de Oesterheld. Empezó a publicar en las revistas Cinemisterio, Rayo Rojo y Misterix las historias de Alan y Crazy, el policial Ray Kilt y Lord Commando (la primera historieta de guerra hecha en Argentina). En febrero de 1952 fue el turno del piloto de pruebas Bull Rocket. Y el 9 de enero de 1953 se publicó El Sargento Kirk con dibujos de Hugo Pratt. Kirk era un desertor asqueado del 7mo. de Caballería y se convirtió en un renegado, llevando una vida errante a través del desierto.
En 1955 se asoció con su hermano Jorge y fundaron su propia editorial, Frontera. Editaron versiones noveladas de Kirk y Bull Rocket y en 1957 sacaron las revistas Hora Cero y Frontera.
En esos tiempos “apareció en escena” el corresponsal de guerra Ernie Pike, dibujado por el tano Pratt y con rasgos inequívocamente parecidos a los de Oesterheld.  En Pike quedaba claramente reflejado el costado humanista de Héctor Era una historieta en la que los héroes no tenían por qué ser buenos y los cobardes no debían ser necesariamente ruines y malvados. Allí el único “villano” era la guerra. Pike estba inspirado en Ernie Pyle, verdadero corresponsal de la Segunda Guerra Mundial, quien no narraba las grandes batallas sino pequeñas historias secundarias, absolutamente humanas.
La lucha de Juan Salvo y los sobrevivientes de una ciudad de Buenos Aires invadida por los Ellos; los combates de la resistencia contra los Manos, los cascarudos, los hombres-robot y los gurbos es quizás el momento cumbre de Oesterheld. El Eternauta se publicó por primera vez en la revista Hora Cero en septiembre de 1957, con dibujos de Francisco Solano López. Sin embargo la historieta tendría dos versiones posteriores en las que influirán las posturas ideológicas de su autor. Efectivamente, en 1969 salió una segunda versión del Eternauta publicada en la revista Gente, con dibujos de Alberto Breccia. En ésta la invasión era el resultado de un acuerdo traicionero entre el Norte y los Ellos, el Norte pactó para salvarse y pagó con el Sur. En la primera versión, los países del Norte y del Sur se unían solidariamente para enfrentar a los Ellos. Hubo muchas quejas de los lectores de Gente (no entendían la presencia de esa historieta en una revista de actualidad) y la editorial decidió que había que finalizar esa inquietante publicación.
Un año antes, la editorial Jorge Alvarez llevó adelante un proyecto basado en una serie de biografías, en formato historieta, de importantes hombres de América Latina y le encargaron el trabajo a Oesterheld. Salió un solo número, la vida del Che Guevara, con dibujos de Breccia padre e hijo (Enrique). El gobierno militar de entonces retiró de la venta el libro y secuestró los originales. El segundo número iba a ser sobre Evita. Nunca salió.
En 1976, Oesterheld sacó El Eternauta, segunda parte, en la revista Skorpio. Hubo desaveniencias con Solano López por el giro radical que Héctor le había dado a la lucha de Juan Salvo. Así, el escritor y el militante se convirtieron en uno solo y, en medio de un ambiente muy denso, Oesterheld, integrante de la estructura de prensa de Montoneros, tuvo que empezar a ocultarse y camuflarse.
En  www.historieteca.com.ar/Eternauta/eternauta.htm encontramos una detallada explicación de cada una de las versiones del “viajero de la eternidad”. La historieta de Juan Salvo, la historia de Héctor Oesterheld; la pasión de un personaje y la de su creador, el que creía fervientemente en que “el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo”

martes, 28 de agosto de 2012

TESTER DE VIOLENCIA (RIVAS)

Anoche comenzó la séptima temporada de "Peter Capusotto y sus videos" y Diego lo hizo con su inconfundible estilo: algunos personajes nuevos y una de sus naves insignias al final del envío. Gracias Violencia Rivas por volver, aún cuando escupas cuatro verdades sangrientas en la cara y grites desaforada, con un vaso de Ballantine's, sentencias tales como:


"Lo hice porque estaba harta de que supongan que cuando una mujer menstrúa se convierte en un monstruo subhumano al que le venden tampones y todo tipo de basura porque la convencieron de que aunque se sienta como el orto tiene que seguir estando fresca y activa, bella y sonriente para seguir agradándole al resto de los idiotas que seguimos bajo el chorro del sifón de bosta que manejan los hijos de puta que siguen aceitando la máquina de fabricar comida de poronga caída".

"Mi hija... ya no se cuál de todas, no la distingo porque no tengo puestos los anteojos de ver pelotudas de lejos. Es antropóloga pero se cagaba de hambre y puso un restaurant étnico donde  si vas te sirven seis ñoquis con una morcilla parada en el plato que dice “te quiero” y te dicen que así la comen en Uganda para que vos sientas la fascinación de probar nuevos sabores. Hartos ya de sobar la gris banana del aburrimiento que te sirven como postre en el menú ejecutivo del fracaso de este restaurant donde te dan de comer la carne podrida de esta sociedad de mierda"
   
"Les digo a todos; hagan que las cosas sean distintas para los viejos, sean vivos y egoístas porque mañana ustedes van ser los viejos que viven aislados y agradeciendo la existencia de la televisión y la radio como si la compañía de un viejo solo la pueda dar un electrodoméstico porque los hijos no tienen tiempo, porque estamos obligados a seguir produciendo y negociando que nos coman el culo para poder tomar la triste leche de la insatisfacción, durmiendo la siesta de mierda que es esta civilización decadente y enferma"

"Y para ustedes... la realidad es una larga fila de pelotudos y la mayoría quiere colarse para ser atendidos primeros...soy la mujer venérea, pruébenme, si se atreven...soretes"

Sencillamente....gracias Violencia.