sábado, 8 de septiembre de 2012

UNA CUMBIA TRISTE EN PRAGA






A 16 AÑOS DE LA MUERTE DE LA "PRINCESA" GILDA, UNA VIEJA SEMBLANZA DE ENRIQUE JONTEF PARA LA REVISTA LLEGAS 

Frida camina semiencorvada por el frío mientras una tenue llovizna se cierne sobre Praga.  Se detiene frente a la Iglesia de San Nicolás, en Malá Strana, y aprovecha para cambiar de lado el cassette del walkman. Apreta “play” y el ritmo de cumbia surge imponente acompañando la suave voz de una cantante con nombre de película y destino trágico. Frida sonríe pensando que, al llegar a su casa, alzará a su hijita Gilda y juntas danzarán al compás de No me arrepiento de este amor.
Lejos en el tiempo y lejos de Praga, más precisamente el 11 de octubre de 1961 en Villa Devoto, nacía la hija de Omar Bianchi e Isabel “Tita” Scioli. Fue bautizada como Miriam Alejandra, debido a que algún empleado impidió poner el nombre que los padres deseaban. Tita se había embelesado con el papel que Rita Hayworth había realizado con Glenn Ford en la película de George Vidor. Así  que para Isabel, Omar y el resto de la familia, Miriam Alejandra fue simplemente Gilda.
La infancia transcurrió tranquila, entre clases de piano dictadas por su madre, una habilidad llamativa para la lectura y la práctica de danzas clásicas y españolas. Todo iba bien pero un ataque de hemiplejia de Omar alteró todos los planes familiares y los sueños de Gilda de ser azafata o pediatra. La situación se tornó complicada y, con el fallecimiento del padre, Gilda tuvo que dividir su tiempo entre el magisterio, un trabajo administrativo y un casamiento temprano con Raúl Magnín. De esa unión nacieron sus dos hijos: Mariela Alejandra y Fabrizio. Trabajaba como maestra jardinera en un colegio católico en donde se encargaba de la organización de festivales y obras para chicos. Gilda era carismática y en ese tipo de eventos escolares se animaba a cantar.
La relación con Magnín terminó en separación y apareció Juan Carlos “Toti” Giménez. Un pianista de conservatorio y según algunas versiones, antiguo alumno de doña Tita a quien Gilda conocía de cuando eran chicos. Se dice que hubo un reencuentro en un colectivo, una invitación a la fiesta del colegio, y la sorpresa que se llevó Toti cuando escuchó cantar a Gilda. Otros hablan de una convocatoria para vocalistas por medio de un aviso clasificado y de esa manera se produjo el encuentro. Lo cierto es que la señora Bianchi pasó a ser una de las cuatro cantantes del grupo La Barra y posteriormente integró Crema Americana; formaciones estas que lideraba Giménez cuando se alejó de las filas de Ricky Maravilla.
“De corazón a corazón” fue el primer trabajo solista de Gilda, en 1993. Ella y Giménez tuvieron que batallar bastante con las discográficas porque la imagen de la cantante distaba bastante del modelo de intérprete voluptuosa que imperaba entonces. Tampoco tenía mucha presencia en los habituales programas de televisión dedicados al género tropical.
Pero el fenómeno empezó a crecer y a expandirse más allá de las fronteras; los discos posteriores (Corazón herido, Pasito a pasito, y Corazón valiente) fueron editados en diversos países (México, Paraguay, Chile, Bolivia y Perú). Precisamente en Perú fue consagrada como la gran estrella del Festival de la Cumbia que se desarrolló en Lima, en 1994.
Gilda iba construyendo su carrera y eran varios los seguidores que, muy a pesar de ella, le atribuían ciertos poderes sanadores; las madres alzaban a sus niños enfermos para que la cantante posara su mano sobre las criaturas.
Pero en la tarde del 7 de septiembre de 1996, en la peligrosa ruta 12, un camión proveniente de Brasil embistió brutalmente al micro en el que viajaba toda la comitiva. Fallecieron siete personas entre ellas Gilda, su hija y su madre. Giménez y Fabrizio salvaron su vida milagrosamente.
Hoy en el lugar, el kilómetro 126, se erige el Santuario de los Milagros de Gilda. Es un altar que consiste en una simple capilla construída con ladrillos y chapas. Allí convergen permanentemente cientos de fanáticos y devotos de la cantante santa. El lugar está repleto de ofrendas: osos de peluche, mamaderas, crucifijos, lentes de sol, escarpines y fotos. Los concurrentes rezan oraciones e invocan su ayuda. Los programas de televisión que siempre la trataron con indiferencia suelen dedicarle ahora mucho más espacio. Así, empezaron a construirse los mitos; uno de ellos indica que la canción No es mi despedida, editado en su disco póstumo Entre el cielo y la tierra, fue grabado por Gilda en un cassette casero. El mismo fue encontrado en el lugar del accidente. Otro rumor también poco comprobable tiene como protagonista al mismísimo cantante de U2. Se dice que Bono estaba en un boliche de México D.F. y un grupo de argentinos (cuando no!!) hizo poner Fuiste como música de fondo. El irlandés, según las versiones, entró en estado de shock y quiso saber quien interpretaba ese tema. Es más, aseguran que Bono quería grabar una versión de la cumbia en el disco All that you can’t leave behind. Lo concreto es, en cambio, el nombre “Gilda” para una calle de un barrio tucumano y la labor que hacen los integrantes del club de fans Los Guardianes de Gilda. También son reales los homenajes que se le han rendido en el teatro Astros y los gestos de reconocimiento de Attaque 77 y fundamentalmente Leo García con su idea de realizar un disco tributo.
“Cholito”, el personaje que interpretaba Natalia Oreiro en la telenovela Muñeca Brava, entonaba un tema de Gilda. Por efectos de la globalización, el programa llegó a diversos países; uno de ellos fue la República Checa. Esa canción despertó la curiosidad de un grupo de personas que comenzaron a bajar temas de Gilda en MP3 y finalmente derivaron en la construcción de una página www.gilda.euweb.cz (en idioma checo) dedicada a la cantante. Seguramente ese debe ser el sitio al que también accede Frida, nuestra amiga checa, cada vez que acuesta a “Gildita” mientras canta con acento eslavo Fuiste mi vida, fuiste mi pasión.

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